Muchas veces, cuando atravesamos momentos difíciles, preferimos guardarnos el malestar antes que reconocer que necesitamos apoyo. Pedir ayuda sigue siendo visto, erróneamente, como una señal de debilidad o fracaso.
La realidad es que reconocer que no podemos con todo es un acto de valentía y madurez emocional.
Todos necesitamos apoyo en alguna etapa de nuestra vida, y buscarlo es una muestra de fortaleza, no de fragilidad.
La cultura del «yo puedo sin ayuda» nos aleja de nuestras necesidades emocionales. En cambio, la conexión humana, la empatía y la escucha profesional pueden ofrecernos claridad, contención y herramientas para avanzar.
Si te lo estás cuestionando, quizás sea el momento. No tienes que hacerlo sola o solo.